UNA SALIDA A CORTO PLAZO
La unidad de
los trabajadores, con empleo y sin él, y la lucha contra esta gran injusticia
social, con un planteamiento que venimos defendiendo desde 1990, la necesidad
de rebajar las horas de trabajo semanales a 30 o 24 horas.
Con las 30
horas semanales, conseguiríamos la jornada laboral de 6 horas trabajando 5 días
a la semana.
Con la de 24
horas semanales podríamos tener una jornada de 4 horas diarias trabajando seis
días a la semana o 6 horas diarias trabajando 4 días a la semana.
Jornadas nada
irracionales cuando los avances tecnológicos permiten que los seres humanos nos
podamos liberar cada vez más de estar trabajando constantemente para poder
alcanzar una producción sostenible que nos permita vivir, con una calidad de
vida suficiente y nunca antes, en la historia de la humanidad, alcanzada.
Lo único que
hace falta es que erradiquemos el egoísmo y la avaricia que nos sigue
equiparando a las bestias que tienen que depredar a otras para conseguir su
supervivencia. Lo malo es que los empresarios no lo hacen por su supervivencia,
simplemente lo hacen para que su vida siga siendo opulenta y ociosa mientras
los demás somos como esclavos suyos.
Si el trabajo
es tan bueno ¿Por qué los capitalistas no se dedican a trabajar constantemente?
¿Por qué dedican, buena parte de su tiempo al deporte y a holgazanear? ¿Por qué
son los únicos que pueden tener días libres y de ocio cuando les viene en gana?
Tenemos que tener claro que si el trabajo fuese algo bueno, algo que diese
dinero, algo que enriqueciese, los empresarios, los capitalistas no nos
dejarían trabajar a nadie lo querrían todo para ellos.
Conseguir la
jornada laboral de 6 horas supondría crear, en las empresas que trabajan a
turnos durante 24 horas, un turno de trabajo más, o sea pasar de 3 turnos a 4
turnos diarios, con lo cual habría un incremento del 33% de plantillas en las
empresas.
Si tenemos en
cuenta que el paro es del 25%, según los datos oficiales, que no son ciertos,
con este incremento se conseguiría prácticamente el pleno empleo, que no les
interesa a las empresas pero que sí nos interesa a los trabajadores.
Esta es la
única solución para acabar con una crisis que es ficticia y que han generado
los mismo capitalistas.
Los políticos
y los gobiernos nos están engañando vilmente diciendo que hacen reformas
laborales para crear empleo, cuando lo único que están consiguiendo, con esas
reformas, es conseguir que las empresas tengan mayores facilidades para seguir
manteniendo una masa de trabajadores parados suficiente para poder flexibilizar
las condiciones de trabajo hasta puntos completamente insospechadas.
Hay voceros
del capital que dicen que implantar la jornada de 6 horas, en todos los
sectores es imposible, por dificultades estructurales, esto es otra gran
falacia de los defensores del paro endémico y de que una parte mayoritaria de
la sociedad siga bajo el control y el dominio de una minoría. Son los
defensores que unos cuantos privilegiados sigan dominando al 90 % de la
población mundial, con aquellos que quieren que la humanidad no sea libre y se
mantenga esclavizada por el sistema económico imperante.
Es fácilmente
demostrable que esta jornada de trabajo se puede introducir en todos los
sectores de la producción, si tenemos en cuenta el sector del comercio, del que
se dice que es el más difícil para poder implantar esta jornada, podemos ver
que, una vez reconvertido el sector de forma que se está haciendo desaparecer
el pequeño comercio, par introducir a las grandes multinacionales del sector,
estas están imponiendo una apertura de sus negocios de 12 horas diarias, y con
la jornada actual de 8 horas están obligando a sus trabajadores a realizar
horas extras para cubrir la jornada de apertura o contratan por media jornada
para cubrir sus necesidades. Si se implantase la jornada de seis horas se
podría conseguir un nuevo turno de trabajo en estas grandes superficies, con lo
que acabaríamos con los abusos que se producen en el sector.
Esta es una de
las soluciones que podemos tener para que las personas puedan seguir viviendo
dignamente, que no se vean abocadas a vivir en la calle y sin vivienda y que se
les garantice poder tener la sanidad, la jubilación, la atención que se han
ganado con su contribución durante todos los años que han estado trabajando, es
lo mínimo que como seres humanos nos merecemos.
Lo máximo
sería quitar los medios de producción de las manos insensatas en que están y
que pasen a manos del pueblo para que dejen de haber parásitos sin escrúpulos y
la igualdad social sea lo que facilite un mundo justo y sin explotación,
caminemos juntos hacia la revolución que permita acabar con la explotación del hombre
por el hombre y con la explotación de cualquier tipo, por un mundo sin
opresores ni oprimidos, sin desigualdades, libre y donde cada uno sea el dueño
de su vida y de su destino, viviendo colectivamente lo que nos atañe a todos y
teniendo la solidaridad y el apoyo mutuo como el principal referente humano. Un
sistema social donde las fronteras y las razas queden olvidadas para conseguir
la comunidad universal de seres humanos libres.